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jueves, 14 de octubre de 2010

Riglos Norte del Puro


Después del intenso fin de semana anterior, parecía que este iba a ser tranquilo y familiar, pero el jueves después de una llamada de teléfono, quedaron olvidados los propositos de relax. De pronto se disparó la ilusión y la mente empezó a preparar la actividad.

Hacia ya tiempo que Chabi y yo teníamos en cabeza realizar una clásica entre las clásicas. Una vía de las míticas, de las que cuando nos iniciábamos en el mundo vertical creíamos imposible, un recorrido que al escucharlo en boca de otros nos hacía sentir envidia, y a la vez avivaba nuestro deseo.

El espolón norte del Puro fue abierto por Alberto Rabadá y Ernesto Navarro el 10 de julio de 1960, es un recorrido aéreo y de compromiso, que te da una idea de la capacidad técnica y valor de esos escaladores zaragozanos que hace 50 años abrieron este bello recorrido. Hoy en día, a pesar de estar protegidos algunos de los pasos clave con paraboles y equipadas las reuniones, no ha perdido todo su ambiente, siendo un itinerario muy recomendable para escaladores con”temple”.

La vía consta de nueve largos, contando con los cuatro comunes de la ruta normal, con las siguientes dificultades (pueden variar según las reseñas): 5+ (entrada directa), 5, 4+, 6a, 5+, 6a, 5, 6a, 5+. El equipamiento es variado, siendo algunos seguros muy buenos (paraboles) y otros... depende. Depende de como vayas de coco (clavos viejos y cordinos poco fiables en los puentes de roca), amen de los seguros que tienes que meter en un par de largos para proteger los pasos, en fin, no te aburres en esta clásica con dificultad obligada asequible.


A las 09.15 de la mañana estábamos a pie de pared, destemplados por el viento pero con la determinación necesaria. También se apunto a la “marcha” Pilar, que le está cogiendo gusto a subir a este mallo. Como eramos tres, propuse a Chabi que él hiciera los cuatro primeros largos y yo todos los del espolón. Aceptó de buena gana porque sabía la ilusión que me hacía “currarme” la parte de arriba.


El primer tramo, ya conocido, nos permitió entrar en calor cómodamente, en las reuniones charraditas y risas (como siempre), durante la escalada más concentración aunque sin perder el buen humor sobre todo los que íbamos de “paquete”.

Cuando llegué a la reunión de la entosta que marca el inicio del espolón, no hubo tantas risas, había que concentrarse puesto que empezaba la función. Cambiamos las cuerdas (yo tiraría de primero) miramos la reseña, mire la “tapia”, respire profundamente y a trabajar.

Conforme avanzaba sentía como la mente funcionaba bien, el ánimo estaba cada vez más sereno y el cuerpo no mostraba tensión alguna. Después de “chapar” el último seguro y antes de la reunión de esta primera tirada, me quede con un “bolo” en la mano, ese fue el único susto, afortunadamente sólo quedó en eso.

Los dos siguiente largos, discurren a caballo entre el espolón y la cara que da al valle, garantizando ambiente y patio. Los pasé sin dificultad y sobre todo disfruté mucho cuando logré meter un “fisurero bicoin nº3”, en un lugar inverosimil que sirvió para proteger el paso de entrada a la reunión del tercer tramo.

El cuarto largo fue precioso, para mí el más mantenido, aunque también uno de los más exigentes por la precariedad de algunos seguros, con mucho patio al principio para después ir perdiendo algo de severidad al entrar en la reunión situada en el lado interno del espolón.


El quinto y último, fue el mas exigente, no por la dificultad sino por lo roto de la roca. Sólo de mirar la primera mitad del recorrido sentí escalofrío. Nada más salir da la reunión "chape" en un “parabol” muy bien colocado, a partir de aquí, por terreno muy roto fui ganado altura hasta que, después de meter un “friend”, conseguí ponerme fuera de esa sección de pared que me había hecho resoplar, más por miedo que por dificultad técnica. Una vez allí los rayos del sol y el fuerte viento me anunciaron el final de las dificultades y de la vía.

En la cumbre grite de alegría. Tan fuerte, que Pilar pensó estaba cayendo, Chabi la tranquilizó, él me conoce bien y sabe de este raro impulso que a veces me invade.

En la cima estábamos contentos y muy satisfechos pero sin euforia, sentíamos esa paz que te da haber cumplido un sueño. Pilar “flipaba” por el doblete en una semana, la normal y la norte del puro, estaba radiante.

Mientras bajaba, sentía que algo había cambiado de las estanterías de mi desván, cada segundo que pasaba desaparecían temores y sombras del pasado y quedaban resueltas muchas dudas del presente, y es que como dice un viejo amigo alpinista “la montaña es cruel y dura, no da nada gratis, pero cuando da algo es esencia pura, perlas que hacen desaparecer, como por encanto, los malos tragos pasados, aunque eso también es peligroso porque engancha”


2 comentarios:

  1. Una bonita via, comprometida, exigente y que te deja el alma llena de sensaciones. Alguna queda por ahi de ese calibre master, a ver cuando podemos colgar la piada.

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  2. Bueno, despues de una pausa por cuestines laborales nos ponemos en marcha. El viernes la meteo no es muy buena pero podemos hacer alguna cosita, ves pensando.

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