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lunes, 24 de junio de 2013

Riglos: Espolón Arrabal

En el mes de febrero de 1970 fallecía José Luis Arrabal tras permanecer atrapado, junto a su compañero Gervasio Lastra, once días en la cara oeste del Naranjo de Bulnes. Allí habían acudido con la intención de realizar la primera escalada invernal de la vía Rabadá Navarro.

El rescate, con más voluntad y tesón que recursos, tuvo gran repercusión en los medios de comunicación de la época sirviendo para que la mayoría de los españoles empezáramos a conocer esa actividad de "locos" llamada alpinismo.

Por entonces contaba con 11 años. En los estudios era un desastre, mi actividad física se limitaba a bajar a la calle a jugar con los amigos. Lanzar piedras era mi especialidad deportiva y gracias a ello coleccione un sinfín "trofeos" en forma de castigos y bofetadas de los mayores. Despistada y taciturna mi cabeza vagaba entre los tebeos de "hazañas bélicas" y los cromos de la "liga de fútbol", héroes de papel que me hacían soñar con grandes momentos épicos y de gloria, permitiéndome huir de las obligaciones cotidianas.

La noticia (en blanco y negro) de la escalada supuso descubrir un mundo fascinante lleno de aventuras y nuevos superhéroes. La percepción fue ver a hombres valientes, equipados con sus particulares armas, luchar contra dos colosos (la pared y el frío invierno) para conseguir un noble fin, salvar a unos amigos atrapados en sus garras. Aquella tarde descubrí una pasión.

En Riglos si las crónicas no fallan ese mismo año J. Urcina y J. Faguas, abrieron una vía dedicada al escalador fallecido.

Siempre me llamo la atención esa vía, debo reconocer más por su nombre que por el recorrido, pero lo cierto es que cuando comencé a ir por los mallos siempre la miraba de reojo.

Por fin el pasado jueves nos animamos. No teníamos mucho tiempo pero el buen equipamiento y el grado hicieron fácil la elección. A las 17.00 Chabi y yo estábamos a pie de vía preparados para acometer los cuatro largos "paraboleados" del recorrido. El quinto y último casi no se hace por ser la roca de dudosa calidad y carecer de protecciones seguras.


La dificultad máxima se encuentra en el segundo largo, un 6b+ bien equipado y no obligado. Es un ligero desplome que termina con un paso de "bloque" para después continuar por un muro vertical con buen canto, que al "tran tran" se deja hacer. 

La vía sólo tiene un pero, la calidad de la roca, a mi gusto muy mediocre. Nos dimos un buen susto cuando en el cuatro largo, en el que afortunadamente iba de segundo, sin apenas tocar la pared se desprendió una "entosta" de aproximadamente un metro de diámetro y muchos kilos de peso que estalló como si fuera un bomba de fragmentación al llegar al suelo, arrasando un área importante. Afortunadamente no había nadie debajo. 

Llevamos 13 cintas mas las de reunión, cuerda doble de 70 metros lo que nos permitió bajar en dos rapeles por la vía "todo tiene fin".

El relato de los once días que esta cordada madrileña pasó en la pared se puede leer en el libro "SOS en el Naranjo de Bulnes" de Cesar Perez de Tudela, también se puede leer en internet y la crónica televisada del suceso ver en:






2 comentarios:

  1. Hola Chabi, gracias por el relato sobre Jose Luis Arrabal (que no lo conocía!!!) y qué bonito lo que cuentas acerca de tu infancia. Curiosamente fuimos T.López y yo quienes re-equipamos esta vía hace unos años. Fué abierta en artificial y el precario estado de las pitonisas y clavos que quedaban, provocó que nadie la repitiese y fuese una vía relegada al olvido y abandono. Hoy, gracias al reequipamiento, la vía ha cobrado su lugar e importancia, haciendo mención de este gran héroe que pasó al ahistoria en el año 1970. Gracias una vez más por este relato y para cualquier cosa puedes contactarme en: escalada@rocalia.com. Saludos, Sonia Casas

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  2. Hola Sonia. El relato es de mi otro lado de la cuerda; Oscar (el Master) Yo en 1970 tenia dos años y los unicos sueños de epopeyas epicas e inalcanzables en esos momentos se limitaban a no hacerme pis en el pañal.
    Oscar es el narrador de esta historia tan tragica y bonita a la vez. Es a el al que se le debe dar las gracias. De todas formas, gracias a ti por leernos y por comentar y sobre todo, gracias por reequipar esa via (como me imagino que otras muchas) para que salgan del olvido y que escaladores como nosotros podamos disfrutarlas de nuevo.
    Por cierto, creo que compartimos el recuerdo de un buen amigo para ti, del club, para mi, de la vida; Raul Trapero, al que desde este blog tambien se le hizo un pequeño recuerdo. Un beso y hasta pronto!!

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