29 de julio de 2014.
Otro día mas en las verticales y otra de las cien clasicas, esta vez por el levante
peninsular.
Llegamos a Finestrat
el día 28 a mediodía y decidimos esperar al día siguiente para escalar el
espolón. Hicimos una corta aproximación
para reconocer el camino que seguiríamos al día siguiente, un reconocimiento a
la zona para ubicar nuestro “dormitorio” y nos vamos a la playa a descansar un
poco y hacer tiempo mirando desde lejos nuestro objetivo; el espectacular Puig
Campana.
Al día siguiente nos levantamos a las cinco de la mañana
para evitar las horas de mas calor, preparamos los trastos y comenzamos la
aproximación. Entre que me pierdo un poco aquí, y que por aquí no es, nos lleva
una hora y cuarto de andar y mirar reseñas.
Desde el aparcamiento cogeremos una senda muy marcada que se
dirige hacia el oeste, siguiéndola hasta encontrar un hito de piedras al cabo
de 10-15 minutos de andar. Una vez en el hito, en fuerte ascensión llegaremos
hasta un resalte de roca de unos 5 o 6 metros que nos obliga a ir hacia la izquierda, ¡¡pero no!!, hay que escalar el resalte de roca con pasos de IIIº o
IVº grado por lo mas evidente y continuar los hitos de piedra y la senda que
sigue tras superar este murito. Siguiendo la senda sin dejarla nos conducirá a
la base de la pared.
Durante la aproximacion |
Por fin localizamos el principio de la vía y nos disponemos
a escalar.
El comienzo de la via va hacia el evidente diedro de la izquierda. |
El comienzo de la vía esta unos metros a la izquierda de una
gran mancha gris negruzco que resalta sobre el resto de la pared por su color y
forma de huevo tumbado. Al inicio de la vía hay una flecha roja muy descolorida
que no se ve desde lejos, indicando la dirección a seguir.
En el diedro. Segun las reseñas la via no va por el diedro. Yo la hice por la mitad del diedro y le daria Vº+ |
Comenzamos la vía y ya desde el principio no nos defraudara;
buena roca, muchos sitios para emplazar seguros, un ambiente extraordinario y
un patio acohonante.
Los largos van cayendo poco a poco, mirando la reseña cada
vez que tenemos dudas, aunque la vía no esta perfectamente definida y se pueden
tomar varias alternativas en los largos.
Escalando en el espolon |
Dependiendo de si empalmamos largos o no, montaremos las
reuniones en un sitio o en otro. Nosotros empalmamos varios largos, montamos
algunas de las reuniones de la reseña y otras donde nos vino bien.
A partir del cuarto largo ya se puede entrar en el espolón
propiamente dicho o también se pueden hacer un par de largos mas por la canal
que baja de la cima hasta empalmar en el espolón sobre el 5º o 6º largo.
La vía es preciosa en todo su recorrido, pero quizá los
largos del espolón sean los más bonitos de toda la vía; placas, diedros,
fisuras, bloques…un gozo para cualquier escalador.
Entrando de lleno en el espolon |
Cuando se acaban las dificultades, comienza lo mas tedioso;
la bajada.
Una vez arriba, seguiremos subiendo un tramo con tendencia
clara a la derecha a buscar unos círculos rojos pintados en las rocas.
Siguiendo los círculos y algunos pasamanos de cable que recorren toda la parte
sur-este de la pared, llegaremos a la pedrera y en una interminable bajada
resbalando por donde se vea mas evidente, alcanzaremos el camino de subida.
A
nosotros la bajada, sin perder tiempo y sin perdernos, nos llevo dos horas y
pico.
En la interminable y empinada pedrera |
En la bajada, con la mole caliza detras |
Muy bonita la vía y el paisaje espectacular. Para repetir.
DATOS TECNICOS;
-Dos cuerdas de 60 metros
- Juego completo de friends
- Juego completo de fisureros
- Varias cintas largas y varias muy largas
- 15 cintas expres
- Cordinos y cintajos para lazar cosas
Nosotros hicimos gran parte de la vía a la sombra porque
madrugamos mucho. En la parte de arriba, corría una brisa muy buena que hizo la
escalada muy agradable y no llegamos a pasar calor en ningún momento de la
escalada. En la bajada si que pasamos calor ya que te metes en la parte central
de la pared y ahí no corre aire, además eran las horas centrales del día y el
sol daba fuerte, aunque en ningún momento llego a ser agobiante.
Hablando con alguna escaladora de la zona, nos dijo que
habíamos tenido mucha suerte, pues lo normal en el Puig Campana en esas fechas
es que el calor sea sofocante y que son escaladas reservadas para finales de
otoño e invierno.
No quisimos tentar a la suerte y al día siguiente tomamos
camino de Peñas Blancas, que estas sí que están a la sombra.
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